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VIVIR UN VOLUNTARIADO TE PUEDE CAMBIAR LA VIDA

Tiempo de lectura: 5 minutos

Cuando somos jóvenes siempre estamos a la expectativa frente a las experiencias de la vida, esperando que alguna nos dé un giro de 180° y logre que miremos hacia otra dirección. Ser parte de las personas que toman un intercambio con AIESEC puede lograr eso, así como la experiencia de María Paula con su viaje a Brasil, tú también puedes impactar al mundo mientras conoces una nueva cultura por dos o más meses.


COMIENZO DE LA EXPERIENCIA, DICIEMBRE 09 DE 2018.

Desde el momento en el que subí al avión, me inundó la sensación que lo que venía era totalmente nuevo y desafiante pues, de hecho, nunca había viajado sola y menos a un país donde no conocía ni el idioma ni la cultura. Desde un principio comencé a imaginar qué sería de mí en este nuevo lugar, tenía un buen presentimiento, es lo único que puedo decir. Y, así entonces, la verdadera aventura empezó. Estaba en la cabina del avión y el tiempo pasaba, era de noche y se apagaron las luces para que las personas descansan, pero yo no pude, yo estaba con mil pensamientos que no me dejaban dormir porque quería guardar cada imagen de esta experiencia en mi mente.

Mientras pasaba el tiempo solo pensaba en el camino que tomé para estar aquí sentada, en un vuelo hacia Brasil; Las decisiones que tomé para irme de intercambio con AIESEC, el proceso que viví con un comité de la organización y todos los preparativos para vivir una experiencia de calidad, estaba lista para empezar a vivir todo lo que soñé por más de tres meses.

¿COMO SUCEDIÓ TODO EL PROCESO DE INTERCAMBIO?

A decir verdad, aun cuando lo pienso no sé bien cómo llegué hasta allá. Recuerdo ese día que hubo una feria en la universidad de grupos de estudiantes, y uno de ellos era AIESEC. Por curiosidad, con una amiga nos acercamos pues había mucha música y los jóvenes ahí desbordaba alegría y ganas de cambiar e impactar el mundo por medio de intercambios culturales. En su momento, no entendía eso de ¡Sé voluntario global!, yo sólo quería conocer un poco más de otro país, así que me quedó sonando la idea y me inscribí.

Al poco tiempo me contactaron, pero me contaron más sobre ser una voluntaria internacional. Yo estaba encantada, era la oportunidad perfecta para explorar una nueva cultura desde una familia local, aprender un nuevo idioma, conocer nuevas personas y por qué no, aportar un poco de ayuda. Además de probar qué tan independiente podría ser ya que allí no tendría a nadie conocido. Sin embargo, lo duro iba a ser convencer a mis papás. Soy la hija menor y claro, siempre me han cuidado mucho. La idea de viajar sola a otro país, vivir con personas que no conozco en un lugar desconocido no era de su agrado. Pero yo ya tenía esa idea en la cabeza y nadie me la iba a sacar.

LAS COSAS QUE HICE PARA LOGRAR IRME DE VOLUNTARIA

Decidí que convencería a mis padres por medio de acciones. En primer lugar, fui muy juiciosa ahorrando y consiguiendo el dinero para el viaje; me dediqué a hacer monitorias, vender cosas y preciso como la fecha de mi cumpleaños se acercaba cayó como anillo al dedo.  En segundo lugar, comencé a ser más proactiva en ayudar en mi casa, a tomar más en serio mis responsabilidades. Por último, me esforcé en el ámbito académico para que vieran mi compromiso y mi deseo de tomar esta experiencia. 

Durante 3 meses trabajé todos días en ahorrar y conseguir el dinero, pero también durante 3 meses fui persistente con la idea de ser voluntaria en otro país y sabía que solo debía esperar, la paciencia fue un factor clave en ese momento. Al principio mis papás estaban cerrados y creían que era un capricho, pero con el tiempo se dieron cuenta que era algo más que eso, y fue así como pude escuchar el dichoso “sí puedes ir”. Y ahora viajo tranquila porque tengo el apoyo de mis papás, a más de 1000 pies en un avión y con el corazón hinchado de felicidad por cumplir mi sueño. Es hora de dormir me espera una gran experiencia.

LLEGÓ EL DÍA SUMADO DESDE YA CON GRANDES RETOS

Entonces es cierto, por fin llegó el 10 de diciembre y estoy llegando a Brasil. Era de madrugada y ya se sentía ese aire caluroso y extraño del verano, todo era distinto, desde ya estaba empezando a vivir choques culturales con el idioma y las cosas que empecé a ver en el aeropuerto: Sin embargo AIESEC siempre me sorprendía, pues llegaron dos chicas y me recogieron, inmediatamente me ayudaron con todo a pesar de no entender nada de español, y yo nada de portugués. Aun así eso no significó un problema, con señas y repeticiones, entendía a qué se referían. Fue entonces cuando me di cuenta que, podría aprender este idioma en las seis semanas que se venían, aunque no supiera ni una sola palabra en ese momento y así iniciaba uno de mis primeros retos.

Los primeros días fueron fáciles,  los miembros de AIESEC en Brasil me llevaron de la mano todo el tiempo, me explicaron el tema de la estadía y la comida siempre era buena. Mi trabajo como voluntaria era ayudar en una fundación de jóvenes sin hogar y mi trabajo consistía en enseñarles español y aproveché para mostrarles otros idiomas como el inglés y el francés, este proyecto se llama GIRAMUNDO. Todo iba muy bien hasta que tuve que ir sola desde mi casa hasta el proyecto, entonces empezó mi segundo reto.

Salí de la fundación y pensé en acortar mi trayecto, de un momento a otro me encontré en medio de un carnaval y sin conocer a nadie, estaba perdida. En ese momento estaba asustada pero ahora que lo recuerdo fue fantástico, es uno de mis mejores recuerdos de estar en Brasil porque pude conocer lo más caluroso y divertido de su cultura. Pero era momento para volver a casa, justo en ese momento se apareció la solución más inesperada que podía pensarse. Un chico de la fundación a la que servía me encontró, al parecer ellos eran parte de la fiesta y me vieron entre la multitud pérdida; Me llevaron a mi hogar y dormí como nunca, estaba muy feliz.

AL FINAL TODO, VIVÍ UNA DE LAS MEJORES EXPERIENCIAS CON AIESEC

El resto de los días estuvieron igual de llenos de aventuras, unas más fáciles que otras y ya para el final había entendido qué es ser un voluntario global. Había comprendido cómo esta organización entra a tu vida, y te la cambia de una manera que ni siquiera eres capaz de imaginar, y es que AIESEC no quería que fuera fácil y tampoco me quería regalar un viaje barato a un país desconocido. Ellos me dieron las alas y el empujón para que me diera cuenta del poder tan grande que tenemos como seres humanos. Entendí que yo misma tenía el poder para llegar muy lejos y salir de mi zona de confort, para desenvolverme y aportar a una sociedad que lo necesita.

Gracias Aiesec.


Si estás interesado en conocer otra cultura, ayudar a población vulnerable y ser parte de la red más grande de voluntariados en el mundo, da click acá y conoce los beneficios de tomar tu intercambio con AIESEC mientras que impactas el mundo.

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